viernes, 2 de mayo de 2014

Sexta etapa: A 80 kilómetros



El frío nos despierta en Alberguería. La única pega que se le puede poner al Rincón del Peregrino que regenta Luis es una puerta mal aislada que permite la entrada a la humedad gallega como compañera de cama.

Para no perder la costumbre, una hora mas tarde de lo previsto salimos rumbo a Couso. La noche anterior el francotirador fue certero y no nos dejo tomarnos una copa con nuestro hospitalero en mencionado pueblo. Sabemos que desviarnos a Couso hará sumar una decena de kilómetros a nuestra hoja de ruta pero a estas alturas nos atrevemos con todo.



Siguiendo las indicaciones recortamos por pistas forestales y llegamos a un pequeño rincón escondido en Galicia donde un Navarro decidió restaurar un pueblo entero para que aquellos que lo desean puedan pasar unos días en contacto con la naturaleza y rodeados de tranquilidad.






En el desayuno probamos un bollo típico de la zona llamado Bica, delicioso, y mientras llenamos el buche para afrontar una dura etapa tenemos una agradable conversación con el nuero del dueño que nos cuenta el funcionamiento de su pueblo, nos cobra el desayuno a precio de peregrino y nos aconseja un atajo para reencontrarnos con el camino a nuestro destino. Agradecemos su hospitalidad y arrancamos.




Más pistas forestales y rampas del 17% para llegar a Vilar do Barrio, no sin antes sufrir un poco de los barros gallegos que provocan que uno de los integrantes del grupo sufra un revolcón cual cochinillo por el lodo para nuestro regocijo. 


Nuestras carcajadas provocan que unos gigantes asustadizos que iban en nuestra dirección se desvíen a un prado aledaño, saltando el cerco con agilidad gatuna y provocando el enfado de su septagenario pastor. Su mirada nos hace ponernos en marcha, la vara parece de buena madera.


Volvemos al camino, hoy hace muy buen día y encima comenzamos bajando. Carreteras para nosotros solos con curvas muy divertidas y paisaje aun mejor.


El camino hacia Ourense transcurre por carreteras y mas pistas forestales, vamos a buen ritmo cuando los lodos gallegos aparecen de nuevo y nos hacen poner el pie a tierra. Toca empujar la bici, mancharse las zapatillas y ralentizar la marcha. Esto es auténtico MTB!!




Otro tramo de carretera en bajada, sello correspondiente en Xunqueira de Ambia y a seguir que vamos con retraso.

Llegamos a Ourense, Helios nos acompaña con fuerza. Paramos en una farmacia para curar después nuestros cansados cuerpos y un paisano nos recomienda el bar que esta al lado llamado Oliveira 2. Bocata de lomo-queso con pan típico espectacular acompañado con una tortilla de patatas de campeonato (lo siento mamá).




En el bar nos indican que evitemos la nacional, plagada de coches y que tomemos una ruta alternativa paralela con destino Cudeiro (yo también he pensado en Humor Amarillo).

Subida sostenida sin bajar del 4% y sin pasar del 7%, calor más típico de la meseta que de estas latitudes que hacen que nos quedemos sin agua y nuestros sesos se derritan.

 La primera vez que no encontramos fuentes por el camino, nadie sabe decir donde hay una por lo que nos ofrecen llenarnos las botellas en una casa particular regentada por una agradable mujer y una pit baby (sic).

Salimos fuertes hacia la nacional, nos quedan 20 kilómetros de rompe piernas hasta Cea, el puerto de Cudeiro (famoso por el chino) nos ha dejado tocados pero seguimos a buen ritmo. Las rodillas empiezan a sufrir en especial del que os escribe, pero estamos llegando y apretamos los dientes a la par que cruzamos los dedos para que el Ibuprofeno, el hielo, Ketoprofeno y los antiinflamatorios del s.XXI hagan efecto a la llegada.

Por el camino albergues como "El Descanso" los dejamos tanto a la derecha como la izquierda de la nacional, los peregrinos que pernoctan por estos lares buscan "santas" y van en coche o en taxi, continuamos, el cartel de completo está colgado y dicen que los desayunos son con happy end a precio de oro.

Cea a 1 kilómetro reza el cartel, sonreímos y nuestras rodillas respiran (la mía da palmas de alegría) giro a la derecha y una rampa del 11% nos separa del albergue tras 86 kilómetros. Hemos llegado y me escucho relinchar... Miro detrás mia, no otro sino que un corcel guiado por un natural de Cea que iba camino de la merienda. Sonrío, hubiera firmado tal suspiro. La ducha y un rissoto de Sergio nos espera.



2 comentarios:

  1. Un septuagenario con una vara.......alguno del grupo posee una vara mas poderosa...jajajajjajajaja

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  2. Gracias por compartir vuestra experiencia, es como "haber estado con vosotros", disfrutando de esos paisajes tan bonitos, imaginando esas comidas deliciosas....pero sin sufrir nuestras piernas jejeje. Enhorabuena por haber llegado a la meta en el momento previsto y sin incidencias.

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